Es el momento. Reflexiones del confinamiento

ES EL MOMENTO

REFLEXIONES DEL CONFINAMIENTO

Hace tres años tuve un accidente en Tailandia (no lo hice público porque no hablo de mi vida privada), donde me rompí una vértebra de la espalda, exactamente la D-9 a un milímetro de sesgarse la médula. Quitando la odisea que fue tener un accidente de estas características en una isla lejana, el impacto fue cuando, de vuelta, tuve que estar tres meses sin moverme con un corsé que iba desde la barbilla hasta la pelvis. Y luego la larga y dolorosa recuperación.
En ese instante el mundo se me cayó encima, (por la grave lesión y por la impotencia de no poder hacer absolutamente nada).
Hoy día puedo decir, que fue una gran lección de vida de la que aproveché TODO: el silencio, la pasividad, la escucha, la reflexión, la música, la lectura, la escritura, la alegría de quién estuvo a mi lado y la decepción de quién no, la soledad…
Estos días de confinamiento estoy escuchando frases como «no puedo estar en casa», «tengo claustrofobia», «es insoportable», «me voy al pueblo», «no creo que pueda» ante el protocolo de poner conciencia en la situación que vivimos y estar 15 días (de momento) cuidándonos y cuidando a los demás, en casa.
Mi mensaje terapéutico es:
¡aprovéchalo!, vive la experiencia como un momento especial de reflexión y re-conexión, contigo mismo y con la familia. Y da gracias de que te quedas en casa estando sano y que no es una enfermedad o un accidente lo que te obliga a hacerlo. Puedes moverte y hacer infinidad de cosas de las que siempre te quejas que no puedes hacer…estás en tu espacio seguro…deja que pase…fluye entre esas cuatro paredes…
Aceptar es muy importante en estos momentos, ya que no depende de nosotros el cambiar el mundo, pero si el pequeño mundo que nos rodea.

Porque debemos poner la atención en las lecciones que estamos aprendiendo, si bien es cierto que algunos no aprenderán nada porque cada cual elije su propio camino.

Ahora, en las terapias por video llamada que hago, les pregunto a mis pacientes de qué se están dando cuenta, cómo es eso de ver el mundo de otra manera, desde otro lugar.

“tengo que aceptar lo que pasa…” “me creía que lo tenía todo controlado…” “no se estar conmigo mismo…” “esto me supera”

Y es que cuando creíamos que lo teníamos todo controlado…(que ingenuos que somos), va el universo y nos pone a prueba.
El universo es así de extraño y muchas veces te pone donde no quieres estar o te da lo que no quieres tener.
A veces te conformas, otras lo aceptas.
Otras, te enfadas con él o te llenas de miedo.

Los días van a ser duros y con ellos van a venir todo tipo de emociones. Recuerda que no hay emociones buenas ni malas y que todas nos enseñan algo. Y también vamos a tener todo tipo de pensamientos. Nuestros estado de ánimo va a ser como una montaña rusa, a veces, nos moriremos de risa con los chistes que nos pasan de la confinación, otros estaremos de ellos hasta el gorro. Quizás tengamos, al principio, muchas ganas de movernos y puede que entremos en una rueda de actividades que, gratamente, se nos ofrecen on-line, o empecemos a limpiar como posesos para tener la casa como los chorros del oro. O puede que la apatía nos venza y no nos apetezca hacer nada…

A lo mejor lo que más te apetece es estar en silencio y desconectar de tanta saturación de información.

Todo es normal, la tristeza que te inunda cuando ves el panorama, el enfado contra esa sociedad enferma, el gobierno o los políticos. La impotencia, la alegría cuando te dan una buena noticia, la desgana, la esperanza.

No existe un guión para ser feliz sin interrupción, solo puedo decirte que todo lo que ocurre en tu interior ocurre porque tiene que ocurrir y que todo está bien. Es inútil querer pelearte por alcanzar esa felicidad y positividad que por ahí dicen que deberíamos tener para sostener esta difícil situación. Solo te pido que te escuches y que te des cuenta de lo que necesitas para auto-regularte.

Estamos en un proceso en movimiento, solo nos queda sostener e ir adaptándonos a cada parte de este viaje.

No podemos evitar que lleguen a nuestra vida tempestades de dolor, enfermedades, pérdidas, impotencia, frustración, rabia, tristeza. O miedo.
Sufrimos y queremos volar como las aves migratorias buscando el buen tiempo. Pero no podemos huir, debemos mantenernos a flote porque, tarde o temprano, la tempestad siempre pasa…y pasará…
¡¡Confiemos!!

Y en lugar de preguntarte el ¿por qué?, quizás también es el momento de preguntarte ¿para qué? Porque ante el ¿Por qué? muchas veces nos quedamos sin respuesta, sin embargo, ante el ¿para qué?, hay un sinfín de ellas.
Para crecer, para crear, para soltar viejas creencias, para aprender a salir de tu zona de confort, para poner límites, para experimentar nuevas sensaciones, para utilizar la mente de otra manera, para liberar a tu niño interior, para descubrir otros mundos, para crecer con el sufrimiento, para elevar el espíritu, para conocernos mejor, para sanar el corazón…Para jugar con nuestros hijos, o mirar a nuestra pareja de verdad. ¿Cuánto tiempo hacía que no lo hacías?
Es el momento de cambiar la pregunta. ¡HAZLO! Escríbelo en un papel y déjate sorprender de tus propias respuestas.

Y cuando te venga la ansiedad, las frases negativas en las cuales te enrocas y el miedo anticipatorio de que esto es el apocalipsis, respira, tan solo respira mientras das gracias de que sigues vivo.

Tu corazón late solo dentro de tu pecho. Pero los latidos del mundo se han acompasado…y juntos, ganaremos…

No es lo que nos pasa, es qué hacemos con lo que nos pasa…

Os dejo este vídeo. Mis reflexiones dentro de mi confinamiento

 

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